A medio camino...

Mariposa sobre flor.



Oficialmente, es el último fin de semana de las vacaciones de invierno. No quiero pensar en volver a la rutina y menos aún en el momento en el cual emprendamos el regreso a la ciudad.  


En fin, se impone el cumplimiento de responsabilidades laborales tanto como la concreción de proyectos abandonados porque, para ser honesta, mis voluntades DIY están a medio camino. A excepción de un breve paréntesis durante el cual estuve muy ocupada haciendo y deshaciendo, mis planes fueron relegados por la distancia y el frío. 


Todo bien con pintar al aire libre pero la inmolación no es uno de los méritos de mi fanatismo decorativo. Soy una hedonista redomada pero eso de congelar tu anatomía en pos de la belleza me parece, por lo menos, imprudente. 


Con la llovizna helada de julio, me tienta la estufa y actividades menos expuestas a la intemperie como leer, escribir y pensar, que se me dan mejor que dar brochazos al aire libre. De todos modos, para que vayas viendo los derroteros de esta desmesurada, te muestro mis "veremos".


¿Y la tele dónde la ponemos?



DIY: mesa de televisión.



Una pregunta de raíz existencial. Si por mi fuera, en el dormitorio no deberían entrar pantallas planas, ni cóncavas ni convexas. El espacio de descanso no puede estar protagonizado por la televisión. Sin embargo, la convivencia implica concesiones. Dando por hecho la existencia de la nada -digo, de la tele- me permito el derecho de elegir el mueble que la aloja y me doy el gusto de pintarlo de negro.



DIY: mesa de televisión.


Un negro nórdico y profundo que me dejó las manos como si hubiera alineado el motor de un Ford del 78. Son estos momentos en los cuales tengo la epifanía de los los colores pastel. Porque una cosa es tener las manos con finas salpicaduras de color rosa y otra muy distinta es pagarle a la cajera del supermercado con las uñas negras como si te hubieras revolcado en la fosa de un taller mecánico. 


Si te estás preguntando por qué no usé guantes... yo me pregunto lo mismo. Creo que fue por no ir a buscarlos y porque desestimé la capacidad de expansión del esmalte sintético en proporcionalidad directa con mi voluntad de terminar lo antes posible. No me vas a decir que además querías una imagen estilosa. Te la debo para ese momento en el cual encuentre el papel que quiero para tapizar la parte superior de la mesa. O me lo haga yo misma. Ya veremos.


¿Y esa pared cómo la decoramos?


Cuadro DIY sin terminar



Cuadro, seguro. Sí, con fondo negro. Igual de negro que la mesita para la televisión. Porque ya que estoy mancillada hasta el apellido de esmalte sintético, qué le hace una mancha más. El cuadro tuvo su resolución pero no su sesión de fotos, así que más adelante te cuento cómo lo reciclé paso a paso.


A todo esto, en medio de la fiebre transformadora, no-marido se declaró detractor de los espacios decorados en blanco y negro. Mala suerte. Hacer concesiones decorativas te la llevo, pero haberme ensuciado hasta la médula para nada, eso sí que no. Lo siento, vas a convivir con este cuadro hasta que me canse de verlo.


Dame algo de color. 


Mientras tanto, Camilo defendió sus propias ideas respecto a la influencia del color en el estado de ánimo. A decir verdad, tiene más libertad de opinión e incidencia que su padre en esta desmesurada. Por él, cambié el negro mate por brillantinas de todos los colores. 



Camilo pintando



Observen la feliz concentración de un niño al cual hay que sacarle la camiseta del Barcelona cuando está dormido. Un niño que seleccionó cuidadosamente cada tono para crear una composición que él mismo denominó "Atardecer en el mar". Una obra con color y brillo como para causarte daños permanentes en la retina.



Cuadro DIY Camilo



Así estamos promediando julio, en veremos, cambiando el ser y las cosas. Rejuveneciendo muebles, abrillantando maderas descartadas y a la espera de que ceda el frío para culminar los proyectos pendientes. Hablando de pendientes, en el próximo post comparto mi experiencia sobre escribir un blog y quizás te ahorra tiempo y dolores de cabeza. Buen fin de semana y nos estamos leyendo.