8 nociones de estilo para tu blog.

8 nociones de estilo para tu blog



Entremos en el tema sin rodeos, subrayo tres aspectos básicos de estilo para un blog: claridad de ideas, unidad temática y coherencia estructural. Cada uno de estos aspectos garantiza la legibilidad del texto y en consecuencia, la experiencia del visitante. Sabemos lo que Google aprecia que trates con cariño a las visitas: cuanto más tiempo permanezcan en nuestra casa, con más generosidad recompensa nuestro posicionamiento. 


8 nociones de estilo para tu blog.



Sin duda, definir un tema para cada post y desarrollarlo con coherencia es vital para que tu blog sea legible y ameno. Sin embargo, la decisión final respecto al estilo personal es fluida y puede adaptarse a medida que un blog toma forma y crece. El lenguaje mismo es un fenómeno dinámico y si consideramos ciertas pautas de corrección es porque facilitan la comunicación. 


Si logramos comunicar nuestro mensaje, pueden obviarse ciertos detalles porque el objetivo es escribir un blog no un ensayo de postulación a la Real Academia. Así que, tanto las nociones como los consejos son discutibles y están teñidos de la subjetividad de quien escribe.



1- El uso de los pronombres.


En un blog personal se escribe desde la primera persona del singular: el autor es un “yo” que escribe a un “tú” receptor de su mensaje. De esta forma, se establece el esquema básico de la comunicación. Porque de la misma forma que se escribe individualmente, se lee desde la individualidad. 


Puede suceder que tengas un blog colectivo o que escribas en nombre de un empresa y en ese sentido, se justifica el uso del plural en el emisor. O que en ocasiones, tengas la necesidad de dirigirte a una comunidad, un grupo o una lista de lectores. Entonces, la tendencia natural es utilizar el plural para referirte al receptor. 


En un mismo blog pueden escribirse post dirigidos a un lector en singular y otros dirigidos a una pluralidad de receptores. 


No creo que afecte sustancialmente a la lectura esta decisión de estilo si mantiene la independencia en cada entrada. Sí creo un acierto en el planteo textual, limitar el uso del plural en el emisor porque -salvo que tu empresa tenga una mesa directiva- no se justifica su uso en el discurso del blog.



2- El tuteo o el voseo.


No existen preceptos protocolares que determinen el grado de formalidad. Claramente, como cada uno de los puntos desarrollados, es una decisión personal y responde a múltiples factores que tendrás que evaluar en función de tu identidad y la de tus lectores. 


Personalmente, sentiría el tuteo como una impostura porque pretendo mantener el tono coloquial y la autenticidad en mis textos. El voseo es mi registro habitual salvo que me dirija a personas mayores o en una situación formal. 


Sí creo que tiene sentido ser consistente con esta elección en los post, los títulos, los correos y los post invitados que realices. Eventualmente, los lectores se familiarizan con nuestro uso particular y lo asumen como parte de tu identidad y como sello distintivo de tu espacio.



3- Las apelaciones:


¿Pensaste  de qué forma vas a referirte a tus lectores? Observo con asombro la proliferación de páginas personales que establecen un juego entre su nombre y el apelativo con el cual se refieren a sus lectores. Para ejemplificar más gráficamente, es como si llamara a los lectores del blog que escribo "mis desmesurados".  De alguna forma, esa nomenclatura se aprecia como un gesto de familiaridad al incluir al visitante en el espíritu del blog. 



4- El vocabulario:


No existen palabras desterradas del “buen gusto”. Tampoco considero que para escribir debas falsear tu vocabulario o tengas que utilizar lenguaje técnico. De hecho, la sugerencia sería totalmente opuesta: un lenguaje llano y simple es más efectivo para la lectura digital. 


Sí considero que nunca debemos subestimar al lector: simplicidad no es simplismo.  Más allá de quién sea mi lector ideal, escribir es una actividad que requiere dedicación. No es lo mismo que conversar. La escritura requiere revisión y edición. Autenticidad no debería considerarse sinónimo de "descuido". Con esto no me refiero a que no puedas cometer errores sino a que -en un idioma rico como el español- siempre existe la posibilidad de elegir la palabra más adecuada en función de sus matices.



5- Los diminutivos:


¿Por qué hacer referencia al uso de diminutivos?  Lo reconozco: es una fobia personal. Siento especial aversión por el uso indiscriminado de diminutivos en toda forma de discurso. Me remite a los primeros programas de Utilísima y a la voz de conductora de ciclo femenino ochentoso. 


En el diminutivo, se confunden la complicidad y cercanía con valores axiológicos que, en ocasiones, ignora el propio emisor del mensaje. Si me lo preguntan, los reduciría al mínimo, justificados únicamente por la necesidad expresiva en el relato.



6- La coherencia:


Un post bien escrito se lee con fluidez aunque sea extenso. Un lector puede obviar el medio para concentrarse en el contenido, a pesar de lo cual, no está de más que facilitemos este proceso evitando las incoherencias. Escribir es pensar, desarrollar y evaluar. Corregir lo que escribo para darle coherencia, exige re-leer un post y prestar especial atención a:

  • Evitar desvíos temáticos innecesarios. Establecer una línea narrativa y ajustarse a ella evitando subordinaciones anecdóticas ayuda a conservar la coherencia del texto. Sin embargo, el discurso personal es arborescente. El apego a una línea rígida puede quitarle encanto a un texto o ser el secreto del éxito en un tutorial. Nuevamente, la guía es el sentido común.
  • Considerar unitariamente el uso de los tiempos verbales: El presente del relato no ficcional es el “presente histórico” y aunque es flexible a las maniobras del narrador, conviene mantenerlo del principio al final. ¿Qué quiero decir con esto? Que prestes especial atención a qué tiempos verbales vas utilizando a medida que se desarrolla el post porque son marcas de contextualización para tu lector. En caso de duda, es preferible mantener el presente histórico de manera ininterrumpida. Aunque está claro que en una anécdota personal o un relato sobre experiencias del pasado, se justifican los saltos temporales.


7- Los errores gramaticales y de concordancia. 


Observar las mínimas reglas gramaticales y ortográficas favorece la lectura. Es un aspecto básico que los pronombres y las conjugaciones verbales concuerden en género y número. Por otra parte, te anticipo que no hay excusas para obviar los tildes ya que, en la mayoría de los casos, son fáciles de corregir porque responden a tres reglas:


  • Todas las palabras esdrújulas llevan tilde.
  • Todas las palabras agudas terminadas en n o s, llevan tilde.
  • Las palabras graves llevan tilde si no terniman ni en n ni en s.


Considerar estas tres reglas o usar el corrector siempre es una buena opción. De todos modos, desde ya te adelanto que el corrector ortográfico no distingue tildes diacríticos (los que diferencian significados) y que existen algunas reglas de la Academia que contradicen todo lo que te enseñaron en la escuela.



8- Las Contradicciones significativas. 


Estar atenta a las posibles contradicciones es un aspecto a considerar para reafirmar tu sello personal. Ya sean contradicciones temáticas o filosóficas, dejan al desnudo la falta de autenticidad quien escribe. Nuevamente aclaro, no estoy haciendo referencia a un descuido editorial sino a una inconsistencia de principios. Soy enfática en este punto porque considero que la autenticidad es uno de los valores esenciales en cualquier proyecto.