Escribo, luego vendo.

Escribo luego vendo



Había una vez un señor, francés él,  que sentenció: "Pienso, luego existo". Se podrán imaginar que un ser humano que proponía la duda hiperbólica -ponele que le llaman "duda metódica"- tiene mucho que ver con el universo desmesurado. 

Antes de que huyas a otras tierras golondrina, te cuento que lo que quiero compartir contigo es más modesto que una reflexión filosófica. Por lejos, mucho más modesto. Quiero que hablemos de qué pasa luego de que escapaste de la zona gris y comenzamos a caminar por la zona de aprendizaje. ¿Qué es lo que pasa cuando deseamos venderle al mundo nuestro proyecto personal?


No me digas nada. Sentís que tenés que aprender a expresar tu valor para que quienes te lean -o te escuchen- perciban el beneficio de lo que estás ofreciendo. Tenés cientos de ideas fosforeciendo en la imaginación pero... ¿qué pasa cuando te proponés transformarlas en palabras? Si llegaste al punto de reconocer el valor de la escritura en tu negocio, comprenderás que tu nuevo mantra es "escribo, luego vendo".


Sí, tener un plan de negocio es fundamental.
Definir a tu cliente ideal es una aspiración loable.
También, hacer el dichoso análisis DAFO tiene lo suyo de esclarecedor.


Pero ambas sabemos que todo eso te lo podés pasar por el moño si llegado el momento de comunicarte con tus clientes no podés expresar verbalmente el valor de tus productos y servicios. ¿O no es así? Si estás asintiendo con la cabeza, bienvenida a mi mundo en el que el relato emociona, luego persuade y cuando querés acordar, te compran. Porque vos, ni siquiera sentiste que estabas vendiendo.


La primera verdad: no existe vender sin comunicar.



¿Así de simple? Así de simple: hasta que no aprendas a comunicar el valor de tu propuesta a otros mortales, se dificulta vender. Aprender a comunicar no es una tarea para iniciados pero tiene sus trucos. ¿Qué te parece si compartimos cinco de ellos? Vamos punto por punto, empezando por aquellos que son indiscutibles:

1- La sintaxis y la ortografía lo cambian todo. 


Si tu mensaje es escrito y te superan los signos de puntuación, vamos mal. Una coma mal colocada cambia una vida. La diferencia entre "no, es culpable y "no es culpable" pueden ser años en una cárcel. Todo, por una rayita, que genera una pausa en la lectura y cambia el sentido de lo que se comunica. Imaginate lo que unos signos de exclamación mal usados pueden hacerle a tu vínculo con un cliente.

2- No seas androide.


Cuando escribimos queriendo sonar "profesionales" porque nos desvela que descubran nuestra "experticia", en general nos transformamos en una versión androide de nosotros mismos. La sugerencia es mantenerse coloquial, sin tecnicismos innecesarios que solo comprenden quienes comparten tu mismo nivel de conocimiento de un tema. ¿Por qué? Porque una persona que sabe lo mismo sobre un tema, ciertamente no es tu cliente ideal. Por lo tanto, no va a ser quien te compre. Entonces, para quién querés escribir?


3- Hablame en positivo y con voz activa.


Quiero que lo repitas hasta que quede grabado a fuego en la memoria: "La voz pasiva me perjudica" "La voz pasiva me perjudica", "La voz pasiva me perjudica" Cuando lo tengas tatuado en el cerebelo, entonces, lo repetimos un rato más porque no hay nada más contraproducente para la escritura persuasiva que la voz pasiva. ¿Un truco simple? Pensar en primera persona, en presente y en modo indicativo. Por ejemplo: "Vendo formación para emprendedoras".


4- Cortito y al pie.


Nada atenta contra la comunicación online como los bloques de texto. Evitemos: párrafos extra-large sin signos de puntuación y sin espacios en blanco. Los párrafos extensos abruman a un lector exigido por la lectura sobre la pantalla. Pensalo y practicalo. Mejoran tus post, mejora tu forma de comunicarte.


5- Directo, sin marearla y llamando a la acción.


Sin irse por las ramas. Enfocate en el propósito de la comunicación y expresalo de forma llana, sin demasiados adornos. Especialmente cuando tu objetivo sea llegar a una audiencia que no tiene ni tiempo para perder ni paciencia para descifrar enigmas.

Por otra parte, que todos tus textos interpelen al lector con una llamada a la acción. Ojo: eso no significa que todos tus textos tienen una oferta de compra. La idea es que en cada pieza textual para tu audiencia pienses en dedicar un párrafo a interpelar a tu lector con una acción concreta, que puede ser desde responder una pregunta hasta suscribirse a tu lista.

Te podría comentar como al pasar que no caigas en la tentación del discurso en el cual el culpable de no decidirse, no obtener resultados y no tener "la vida soñada" es el lector. Tu interés está centrado en que la persona que te lee se sienta cómoda, a gusto en un texto que resuelve sus inquietudes y además la ayuda a seguir adelante. Ganan ellos, gana tu propósito.

Me despido recordándote que una venta se produce en el momento mágico en el que confluyen tu producto o servicio y un cliente que necesita una solución que resuelva su problema y lo ayude a "vivir mejor". En última instancia, vender es un acto de servicio también. Y se hace escribiendo.