La zona de aprendizaje: empezar a actuar.

La zona de aprendizaje



Más allá de los siete pasos organizados para mover los engranajes de la costumbre, estaba mi zona de aprendizaje. Creo que esta es la parte de la historia que más te interesa: conocer el proceso. Puedo entenderlo. En general el relato sobre "emprender" es una visión final de una historia que es mucho más que un camino progresivo hacia el logro de tus objetivos.

Cuando el logro se hace visible quedó detrás un camino que nada tiene de lineal. Nada. Cuando el logro se hace visible, conociste todos los matices emocionales de vivir en tu zona de aprendizaje. Y sí... como te imaginabas: la zona de aprendizaje es un territorio desconocido y como todos los territorios por explorar, al principio,  queda incómodo.

Somos adictas a la seguridad. Nos puede la fuerza de la certidumbre porque los patrones repetitivos son consoladores: saber lo que viene. Cómo te va a hacer sentir. Cómo reaccionar y las consecuencias. En definitiva, la sensación de certidumbre nos puede. Eso está muy bien, porque vivir tranquila y confortable tiene su gracia. En ese caso, la zona de confort te queda como anillo al dedo y no veo por qué querrías salir de ella. 

Veamos mi santa, no todo lo que se pregona es necesario. Somos seres únicos y eso hace que la única que sabe lo que tiene tu propia medida, sos vos. Aprendé a escucharte sin todo el ruido del mundo online que "vende" una historia de personas felices que transgreden su zona de confort y crean negocios automatizados.

¿Eh? ¿Salir de la zona de confort para automatizar? ¿No es lo mismo? En definitiva seguirías en la misma rosca: no es un propósito -mucho menos una misión- sino una cadena de hechos a los cuales nos sometemos para ganar el dinero que, con suerte, nos permite tener más tiempo libre. Quizás menos alienante que un trabajo en el cual otra persona pauta el ritmo de tus días, pero dentro de tres años vas a estar igual de quemada.

¿Sabés por qué? Porque lo que hace la diferencia es tener un propósito. El propósito te lleva por zonas de incertidumbre y aprendizaje. Es todo lo que te imagines, menos un sistema automatizado. De hecho, cuando estés en propósito no vas a sentir la necesidad de automatizar. 

A todo esto  ¿y qué si a vos te sentís cómoda en tu trabajo y con tu vida? El relato de la "zona de confort" no te interpela. Y  todos tan contentos. El tema es cuando sí te interpela. Cuando sentís que hay un mundo más allá y te lo estás perdiendo. Esa sensación de pérdida es la que no deberías permitirte. No deberías permitirte sentir que te estás perdiendo la vida.

Ojo: esto lo escribe alguien para quien esa expresión es más que un lugar común. Le tengo el cuerpo salvado a la parca varias veces... Varias veces. Es más, creo que demoré demasiado para aceptar este último cambio porque en este último impulso de cambio ya era madre y me venció por cuatro años la necesidad de seguridad. Tuve que sentirme muy enferma para priorizar. 

Triste que reaccionemos solo a las situaciones límite. Entonces, decidí confiar en mi potencial de hacer realidad lo que imaginaba y en que mientras construyera mi idea, no iba a ser fácil pero a mi hijo no iba a faltarle nada. Te mentiría si dijera que fue simple y viví todos los días de los últimos seis meses con certeza y comodidad, pero algo puedo asegurarte: a Camilo no le faltó nada. No le falta y tampoco le va a faltar.

Claro, tuve que hacer elecciones. Elecciones de vida para mí y para él. Sentí culpa, miedo, ansiedad y todo lo que te imagines que se puede sentir. Tampoco fue un camino llano sino uno de esos recorridos donde vez a lo lejos  un cerro y no sabés qué es lo que viene detrás. Das pasos en falso. Trastabillás pero seguís. Porque tenés que seguir y porque tenés pocas certezas pero algo es cierto: si te sentás a esperar, te devora la costumbre y terminás por abandonar.

La zona de aprendizaje es eso: un camino en el que vas viviendo valles y cerros. Momentos en los que el camino parece despejado y momentos en los que ves, 300 metros de tierra sobre tu cabeza sin idea de lo que viene más allá. ¿Se puede vivir con eso? ¡Claro que sí! Podemos vivir con eso. De lo contrario no existiría "evolución" -otro día discutimos lo controvertido de esta idea. 

Así me sentí los últimos meses. Los días se fueron sucediendo y era responsable de construir lo que en mi imaginación ya tenía forma. ¿Dudas? Algunas. Pocas para ser honesta. Porque siento una certeza difícil de explicar respecto al proyecto que estoy creando. Porque es más que un proyecto laboral es una forma de ser y estar en el mundo.

¿Te paso tres sugerencias para vivir tu zona de aprendizaje?


Quizás ya me hayas escuchado pronunciarme respecto a tu necesidad de creer en el proyecto. Si querés, no creas en vos, pero sí creé en lo que tenés para comunicar. Mi primera sugerencia es:


- Creé en el mensaje, independientemente del mensajero. Cuando el mensaje se consolide, te vas a sentir fuerte para creer en vos como portavoz del mensaje y ahí, es cuando comienza lo bueno.


¿Otra más? Ponele que no soy la reina de la originalidad pero también sabrás que no creo en la sobrevalorada idea de ser "original".


- Trabajá por la idea, no por el resultado. En el único momento de estos seis meses en el cual trabajé por el resultado, me equivoqué. Me sentí fatal. No actué de acuerdo a mi intuición. Obtuve resultados pero seguramente no fue desde el gozo. 


Finalmente, quiero compartir contigo una sugerencia más: aprendé a valorar el proceso. Fue el gran aprendizaje de estos meses. Todos las visiones trágicas que pude trazar, no se cumplieron. Me despierto entusiasmada de los planes que tengo para cada día y confío en que todo será mejor con el tiempo porque lo que ofrezco es auténtico.