Mi bebé le tiene miedo a la piscina!

Estos últimos fines de semana de enero, Camilo tuvo a su entera disposición un precioso jardín con piscina. Mientras preparábamos su bolso antes de salir, especulábamos sobre cómo reaccionaría y cuánto disfrutaría con su flotador naranja. Durante el viaje, le prometimos "mucha abua" para jugar y mucho espacio para correr. Creo que nosotros estábamos más entusiasmados que él con la posibilidad de que disfrutara del aire libre. Mientras le hablábamos, Camilo nos miraba desconfiado, sin saber qué pensar de tanto entusiasmo  paterno...

Mi bebé le tiene miedo a la piscina!

En esa actitud se mantuvo hasta que estuvo frente a la piscina, la cual no sólo no tuvo el efecto deslumbrante del mar sino que, muy por el contrario, le produjo cierto temor. Pensamos que lo mejor era recurrir al flotador (sí, llevamos el inflador: esta vez nos redimimos) pero el enorme flotador naranja fue rotundamente despreciado con gritos y llantos. Sinceramente me extrañó que un niño que considera la manguera de regar un elemento sublime, manifestara tantas reservas en una pileta, por eso cuando leí "¿No se quiere meter al mar o la piscina?" uno de los titulares de la última revista "Mamá y bebé", me interesé por leer el artículo. De allí proviene la siguiente cita:

"Para un niño pequeño su medio natural no es el agua, un entorno desconocido para desenvolverse: le provoca un cambio de temperatura en el cuerpo, carece de punto de apoyo y desconoce lo que hay bajo la superficie. Otras veces puede pasar que ese miedo venga involuntariamente provocado por los papás, que fuerzan ese primer contacto y no dejan de repetirle "no tengas miedo, no te va a pasar nada". Indirectamente, esta frase puede hacerle entender que algo puede pasar"

Consejos para el bebé en la piscina.

Los consejos que siguen en la nota son de absoluto sentido común, pero no por eso dejan de ser útiles para una madre, que en determinados momentos, sobre todo cuando su bebé está sufriendo y no sabe por qué, carece totalmente del menos común de los sentidos. En fin, los consejos son:

- no obligarlo,

- darle tiempo,

- no soltarle la mano,

- sentarlo en el borde a patalear

- o simplemente, no insistir.

Ninguna verdad revelada. Pero lo cierto es que yo misma le dije a Camilo "no tengas miedo, no te va a pasar nada", mientras él se aferraba a mi cuello como si quisiera sacrificarlo en honor a los dioses. no hubo caso. Al día siguiente procuré no repetir el mismo error verbal. Nos mantuvimos alejados de la piscina y mientras jugábamos a "lavar los platos" descubrimos el más divertido de los baños de fin de semana:

Mi bebé le tiene miedo a la piscina!

Adiós piscina. Yo me quedo con la monocomando de la cocina. Ahora lo entiendo todo. Lo que necesitamos no es una reforma para tener un jardín perfecto sino una pileta más grande.