Mi hijo el deambulador

Mi hijo el deambulador


Buscando información sobre mi propio deambulador, encontré un artículo de Carolina Trápani que me resultó interesante compartir y del cual sintetizo algunas ideas, tomándome la libertad de alterar en ocasiones su sintaxis para facilitar la lectura. El informe completo puede encontrarse en El jardín on line

Mi hijo el deambulador.


"Habitualmente se denomina al niño de un año como deambulador, ya que se caracteriza por una conducta predominantemente motora. Los niños de esta edad buscan su independencia y desplazarse libremente, necesitan tocar, manipular, explorar el medio lo cual obliga al adulto a estar atento a sus iniciativas. A partir de los 12 meses pueden sostener su peso en la posición de pie y mantener el equilibrio cinético caminando con algún sostén. No obstante, mantiene flexionadas las rodillas y balancea los brazos para reforzar este precario equilibrio hasta alrededor de los 18 meses, cuando logran mayor seguridad y es capaz de bailar al compás de una melodía. Su campo de exploración se amplía notablemente en el transcurso de este período y disfrutan arrojando, empujando, arrastrando y trasladando objetos. Es importante en consecuencia estimularlos en: 


- el afianzamiento de la marcha (caminar tomados de la mano, utilizar juguetes de arrastre y pelotas para realizar diferentes acciones), 

- la relación óculo-manual (con cajas, canastos, juegos de emboque), 

- el reconocimiento de las partes del cuerpo, acompañando nuestras acciones con canciones, sonidos y onomatopeyas. 


Desde el punto de vista del apego afectivo, puede voluntariamente alejarse de su mamá y volver a ella cuando lo desee. Acepta separaciones por lapsos cortos y de manera gradual. Trata de compartir su juego con el adulto y comienza a interactuar de manera más activa con otros niños, gustando examinarse entre sí, mediante abrazos o empujones. Los deambuladores son niños activos, con gusto por la exploración y experimentación. Debido a esta movilidad es que se hacen necesarios los límites, firmes pero flexibles, pues deben permitir al niño aprender por sí mismo. 


Juegos para niños de 12 meses.



Disfruta manipulando masa, tocándola, apretándola, disfruta igualmente de sacar y poner, abrir y cerrar. También se entusiasma garabateando con crayones o tizas y comienza con las primeras construcciones, en las que aplica sin discriminación de color ni tamaño. En un primer momento, el niño juega solo limitándose a manipular y llevar de un lado a otro los bloques y apilarlos en montones irregulares. A través de estos juegos de construcciones y el placer que encuentra en hacerlas y derribarlas, el niño afirma su "yo". Finalmente, con respecto al lenguaje, su preocupación por caminar y explorar, relega el habla: nombra objetos únicos sin clasificar, presta atención y comprende aquellas palabras que usan los adultos -especialmente aquellas que designan cosas de su interés. Tiene un vocabulario personal (nombra las cosas que le agradan y las que no) y posee una gramática pasiva que le permite entender muchas oraciones emitidas por los adultos. A medida que madura comienza a sentir la necesidad de incorporar palabras nuevas para expresar sus sentimientos, establecer contacto afectivo y comunicarse con el adulto. Es entonces que aparecen las frases pivotales que consisten en una palabra que funciona como eje (mío, quiero, no -la preferida-) y otra palabra con la que articula para formar una estructura, por ejemplo: mía mama o no quiero".


Como dice cómicamente la madrina de Camilo, "son de libro".