Hoy el bebote tiene fiebre. Es inevitable, aunque racionalizo que probablemente esté vinculado al cambio de temperatura en los últimos días, no puedo evitar preocuparme. No quisiera verlo jamás tan cansado y somnoliento, pero como asumo que la salud y la enfermedad forman parte de la vida, intento actuar lo más acorde posible a la situación.
Estos son los consejos que sigo cuando mi bebé tiene temperatura:
- Ventilo el ambiente.
- Evito el exceso de ropa.
- Uso pañitos fríos en la frente.
- Si se presta el momento, le doy un baño tibio.
- Utilizo el antitérmico que le recetaron cuando tuvo gripe (sólo cuando tiene más de 37,5ºC)
Repitiendo estas acciones, generalmente, antes de las dos horas la fiebre disminuye. Así que si no tiene vómitos o diarrea y está de buen ánimo como para jugar y comer, no llamo al pediatra pero vigilo que no se repita, porque no me olvido que la fiebre es un síntoma de algo que le sucede al organismo y si se reitera, no dudo en consultar, aunque sea telefónicamente. En mi experiencia personal, Camilo tuvo gripe cerca de su primer cumpleaños (tres días seguidos en los que casi no dormí), pero escuché cientos de veces que si el bebé es recién nacido, siempre y sin dudar se consulta a su pediatra. Igualmente si convulsiona, lo que es frecuente en menores de cinco años con picos de temperatura. No tengo pretensiones de pediatra, así que mi interés no es dar un consejo médico sino compartir algunas pautas de sentido común que me permiten actuar con tranquilidad en esta situación. Porque si algo tengo claro es que cuando tu bebé se enferma no hay nada más difícil pero más necesario que actuar con sentido común.