Y apareció Edipo...

Y apareció Edipo...
El apachucho.

Soy afortunada, mi hijo tiene una maravillosa relación con su padre. No sólo se divierten juntos, Camilo se siente seguro con su papá. Siempre que los he observado, me preguntaba cómo viviríamos el nunca bien ponderado "complejo de Edipo".Llegué a pensar que no sería una etapa significativa. Quizás, ni siquiera la viviríamos. Pero parece que el amigo Sigmund no le dedicó su vida en vano al inconsciente: Edipo está en escena. En las últimas semanas Camilo miraba con resquemor los abrazos de papá y mamá, pero ahora decididamente interviene al grito de "mamita" como declarando una posesión territorial. Ni voy a mentir ni a racionalizar la situación: gracias Freud! El lazo entre una madre y su hijo varón es único. Sólo recordar la expresión de sus ojitos cuando amamantaba me emociona y ahora, no pienso hacer otra cosa que disfrutar de los mimos de mi bebé. Yo le cultivo el Edipo, ya llegará quien se lo quite...