En dónde quedamos?

Mi bebé

Hace semanas que no escribo. Y no es porque no tenga tenga temas para compartir -a la edad de mi bebé todos los días suponen un descubrimiento- sino porque, literalmente, estoy viviendo con los tiempos ajustados "minuto a minuto" para cumplir con las obligaciones laborales propias de esta fecha del año. Aún así, tengo tareas pendientes e impostergables para la próxima semana. Pero no todo han sido obligaciones...lentamente estoy encontrando un espacio para mí: para salir con "papá" Fede, para reecontrarme con mis amigas, para mimarme de formas que hace apenas unos meses habría considerado frivolidades innecesarias. Hoy, además, quiero dedicar esta mañana de domingo a rendir tributo a un texto que circula de mail en mail bajo el título de "Quién es tu mamá":



Mamá es esa señora que lleva en el bolso un pañuelo con mis mocos, un paquete de toallitas, un chupete y un pañal de emergencia.
Mamá es ese cohete rápido que va por casa disparado y que está en todas partes al mismo tiempo.
Mamá es esa malabarista que enciende lavadoras con el abrigo puesto mientras le abre la puerta al gato, sosteniendo el correo con la barbilla y apartándome del cubo de basura con el pie.
Mamá es esa maga que puede hacer desaparecer lágrimas con un beso.
Mamá es esa forzuda capaz de coger en un solo brazo mis 15 kilos mientras con el otro entra el carro lleno de la compra.
Mamá es esa campeona de atletismo capaz de llegar en décimas de segundo de 0 a 100 para evitar que me descuerne por las escaleras.
Mamá es esa heroína que vence siempre a mis pesadillas con una caricia
Mamá es esa señora con el pelo de dos colores, que dice que en cuanto tenga otro huequito, sólo otro, va a la pelu.
Mamá es ese cuenta cuentos que lee e inventa las historias más divertidas sólo para mí.
Mamá es esa cheff que es capaz de hacerme una cena riquísima con dos tonterías que quedaban en la nevera porque se le olvidó comprar, aunque se quede ella sin cena
Mamá es ese médico que sabe con sólo mirarme si tengo fiebre, cuánta, y lo que tiene que hacer para que me sienta mejor.
Mamá es esa economista capaz de ponerse la ropa de hace cientos de años para verme bien guapo
Mamá es esa cantante que todas las noches canta la canción más dulce mientras me acuna un ratito
Mamá es esa payasa que hace que me tronche de risa con solo mover la cara
Mamá es esa sonámbula que puede levantarse dormida a las 4 de la mañana, mirar si me he hecho pis, cambiarme el pañal, darme jarabe para la tos, un poco de agua, ponerme el chupete, todo a oscuras y sin despertarse.

¿La ves? Es aquélla, la más linda, la que sonríe…


Algunos años atrás, este texto me habría parecido la cursilería más horrorosa, un motivo para que tu páncreas sincretice glucosa y la desparrame sin control por el organismo. Hoy, que ya me levanté muchas noches a las cuatro de la mañana, aprendí a cantar canciones de cuna en público sin temer por la salud mental de mi auditorio y sostengo cada día de mi vida quince kilos de pura ternura...puedo sentirlo desde otro lugar. Cada sentencia es una imagen de la experiencia que vivimos en familia durante estos dieciocho meses: me veo cansada, con el pelo de dos colores y usando ropa de embarazo, preocupada por cumplir con las responsabilidades del mundo adulto y culposa por las horas robadas a los "apachuchos" con mi Tatán, intentando mantener la casa limpia y acostumbrándome a un feliz desorden de juguetes didácticos y ruidosos. Miro para atrás y descubro que fue difícil, muy difícil, renunciar a los ideales sobre la maternidad con los que cargo desde la más tierna infancia para aprender a ser la mamá de Camilo, como soy yo y como es él, y serlo juntos. Tenemos ayuda, mucha ayuda, pero creo que puedo decir sin soberbia que lo estamos haciendo bien. Claro, no espero ser la cocinera de los comerciales: una alquimista de la gastronomía que se pasea con un brushin impecable por su cocina blanca y reluciente similar a un laboratorio. Ni la mamá escultural de las publicidades de bronceador (seamos sinceros, ese cuerpo no pasó por un embarazo)... Pero cuando veo a mi bebé no puedo evitar una sonrisa, entonces comprendo por qué, en ese momento, soy linda.