Tan chiquito y tan manipulador....


No sé si el tierno bebé que me miraba sonriendo mientras balbuceaba "ma-má" tenía plena conciencia del poder de sus primeras palabras, pero el niño de dieciocho meses que me "hace caritas" mientras rompe mi jarrón, es un manipulador. Hoy perdí mi jarrón rojo y entendí que los seres humanos aprendemos a manipular los afectos desde la más tierna infancia. En un domingo como cualquier otro, Camilo hace de la casa su parque de diversiones privado. Claro, entre el corre para aquí y el corre para allá, murió mi jarrón. Frente a una madre enojada, que no le gritó -un milagro de contención- pero le aseguró estar "muy triste", mi ta-tán de año y medio desapareció sospechosamente. Mientras esperaba desconcertada, lo veo acercarse trayendo el gorro que me encanta ponerle y él odia usar.  Entonces, me mira con cara de querubín y me dice: "pone mamá, pone gorro".  Se lo puse y ensayando su mejor sonrisa me dio el primer beso con ruido. No puedo enojarme, mi bebé ya entendió cómo funciona el universo femenino. Si continúa perfeccionándose voy a contar con una interminable lista de nueras, manipuladas y felices, como mamá.
Tan chiquito y tan manipulador....