Camilo no quiere.

Camilo no quiere.

En estos días, Camilo descubrió el poder del lenguaje. Del "acto de habla" para ser lingüísticamente más precisa. Tiene clara conciencia de la negación y la utiliza cada vez que puede porque los adultos que le rodean tienden a respetar su voluntad. Así que, para cada propuesta -aún las que normalmente no serían controversiales-, la primera respuesta es "Camilo no quiere", despersonalizándose como si no fuese él mismo quien habla. Es una etapa nueva, un momento en el cual explora su capacidad de actuar en su entorno inmediato a través del lenguaje. En consecuencia, comienza a cambiar el vínculo primario con los adultos, afirmando su propia identidad. ¡Mi bebé está creciendo aceleradamente!
Con el padre lo escuchamos asombrados, especialmente cuando rezonga al cocodrilo Augusto (sí padrino, el cocodrilo tiene tu nombre) diciéndole: "Este Aubusto, portate bien".  Aclaro: cualquier parecido con la voz de mamá rezongando es pura coincidencia. Es en este punto en el cual esta adorable etapa revela un inconveniente: bebé que habla es bebé que repite lo que escucha. Y expresa lo que siente. Habrá que pulir el lenguaje porque el insulto que recibió el radiólogo es sólo el principio.