Comunicación corporal para padres.

Comunicación corporal para padres.


Son demandantes, inquietos, capaces de caotizar en cinco minutos años de esquemas mentales...pero son adorables, mimosos y pronuncian las únicas palabras a las que no podemos resistirnos. Mi bebé, experto en el arte de utilizar el lenguaje para manipular a los adultos (razón por la cual supongo aprendió a hablar tan precozmente) me ve peinándome frente al espejo y me dice: "Estás linda", mientras se abraza a mi pierna. ¿Quién puede resistirse a este halago? Por supuesto que le doy el abrazo más apretado que puedo y lo lleno de besos. Nunca son demasiados los abrazos y nadie se malcría a besos. Podría argumentar todo lo contrario, porque los niños -especialmente los menores de tres años- son esencialmente corporales y, en consecuencia la comuniación física (besos, abrazos, mimos, masajes) es de vital importancia en su desarrollo. Aún aquellos que no pueden verbalizar son capaces de expresarse con gestos y muecas: seguramente mamá entiende. De esta premisa, aprendí algunos secretos de la comunicación que trato de aplicar siempre que puedo:

1- Hablar desde la misma altura. 


En todo acto comunicacional el "mirar" es tan importante como el "decir". Por este motivo, ponerse a la altura del niño para mirarlo a los ojos es la mejor forma de iniciar el diálogo. Evitamos entonces que se sientan intimidados por la estatura del adulto y se enfoquen en la mirada, capaz de trasmitir con tanta intensidad como las palabras.

2Contener con el cuerpo.

Hay momentos en los cuales las palabras son insuficientes. Cuando tienen miedo, cuando están enfermos o ansiosos, el vocabulario se vacía de significado. Entonces, un abrazo tiene el poder que nunca tendrán los discursos. Y si el "apachucho materno" se acompaña de una canción de cuna y mucha paciencia, los efectos son casi mágicos. Es cuestión de probar...

3- En una situación de peligro.

La premisa anterior se aplica también en esas situaciones en las cuales un grito puede precipitar el desastre. Cuando van a cruzar la calle, tocar el enchufe o volcarse encima el aceite hirviendo, el lenguaje pierde eficacia. Lo ideal (cuando los nervios lo permiten) es mantenerse en una silenciosa calma, aproximarse al niño y "sacarlo" de la situación. Es decir: retirarlo físicamente del escenario de peligro. Sólo después podemos explicarle -en la medida de lo posible- por qué no debe cruzar la calle solo o jugar con la electricidad.

4- Gestualizar las ideas. 

Los niños pequeños son extremadamente sensibles a los gestos de sus interlocutores. Pueden reír hasta el cansancio de una mueca aparentemente sin gracia o apreciar en la gestualidad matices emocionales difíciles de imaginar, aunque no sean capaces de conceptualizarlos. En este sentido, cuando necesitamos decirle algo importante, no sólo debemos mirarlo a los ojos sino gestualizar las acciones o ideas que queremos trasmitirle. No es una receta infalibe pero funciona.

Y mientras pienso en Camilo, me imagino las incautas que se dejarán seducir con esas mismas palabras. Ya habrá tiempo para eso...mientras dure, disfruto del momento y de esucharlo decir "sólo con mamá".