Soy Paula (la rubia en la fotografía), y les agradezco que se distraigan un ratito entre mis imágenes y desmesuras.
Hoy es "sobre mí"
Qué difícil es empezar este post. Aunque escribo el
blog desde enero del 2011, en todo este tiempo nunca había considerado la
posibilidad de redactar un apartado "sobre mí". Nunca. Sin embargo,
no hace mucho tomé conciencia de que una de las primeras cosas que busco cuando
conozco un nuevo blog es información sobre la escritora. Y no por simple
intrusismo mental. Prefiero mil veces los blogs personales, los que
tienen alma propia. Disfruto de los espacios en los cuales no se representa
ningún papel y escribe sin ediciones forzadas -de esas que edifican una historia maravillosa pero
ficcional. Entonces me pregunté por qué, si disfrutaba tanto este tipo de espacios, yo misma neutralizaba mis artículos, borrándoles toda marca de
identidad. Quizás sea por temor al ridículo o quizás por simple deformación profesional, lo cierto es que durante un tiempo, tuve ese pensamiento rondándome. Este
año, cuando se acercaba mi cumpleaños número 35, decidí retomar mis abandonadas
desmesuras desde otro lugar. Si al principio fue una colección, un
diario de las imágenes que me inspiraban y quería conservar, ahora quería tener
voz y compartirla. Y ahí apareció el desaliento... ¿A quién le va a importar lo
que yo piense? Como al pobre pato Donlad, el diablito saboteador se me sentaba
en el hombro para avergonzarme de mi afán protagónico. En consecuencia, por un par de meses, seguí con mi collage
afónico, sin animarme a cometer el exceso de ser yo. Entonces pasó lo
inesperado. Perdí a mi padre (que en cierta forma era mi alter ego en el temor al
ridículo) y todo cambió. No pretendo escribir una crónica del desconsuelo, no
es mi intención. Es simplemente lo que pasó y la razón por la cual comencé a
darle más espacio en mi vida a "La desmesurada". Publiqué con más frecuencia, y esta madrugada en la cual mi hijo
no concilia el sueño -está en la edad de las pesadillas- después de
tranquilizarlo y dormirlo (plácidamente despatarrado en la cama grande, por
supuesto), estaba tan alerta que mi primera reacción fue traer la compu a la
cocina, prepararme un té y... a ver qué encuentro por ahí. ¡Y me encontré a mí!
Bueno... a "La desmesurada". Y tuve tal sensación de extrañamiento
que necesité escribir esta reseña personal. Así que, después de esta larga
introducción, me presento con una fotografía.