Sin pretensiones

Cuando tantas personas están mirando para el mismo lado es porque se instaló una tendencia. No se trata de un devaneo pasajero de la moda sino de una nueva forma de encarar la vida, la relación con nuestro entorno: familia, hogar, trabajo, ocio. 

Una forma de experimentar nuestros vínculos y nuestros espacios. La recuperación de la herencia, la revalorización de los productos hechos a mano, la inclusión del diseño en la vida cotidiana, van más allá del "vintage" y el "diy" que rotulan el ciberespacio. 

Son actitudes que trascienden el furor del momento. Los nuevos consumidores no son consumidores de objetos, son consumidores de experiencias. Creadores de recuerdos. 

Desde que tengo memoria me ensañaron a observar con goce estético lo que pocos valoraban. Cada domingo de la infancia lo compartí con mis padres en la feria de Tristán Narvaja (algo así como un mercado de pulgas semanal) 

Desde que tengo memoria "hago manualidades" y me alentaron en el aprendizaje del arte y la literatura. Por eso hoy, cuando encuentro tantas personas en sintonía y puedo compartir las imágenes de los espacios que habitan tantas otras, siento que cada vez somos más. 

Que más allá del auge, de la novedad, estamos aprendiendo a convivir con el pasado, en el presente y preservando el futuro. Y toda esta reflexión, un martes en la mañana sólo para enseñarles esta casa: hecha con materiales recuperados, muebles reciclados y el trabajo manual de sus dueños.

Espero, sin pretensiones, que sigamos sumando. Espero que algún día Camilo pueda leer esta misma reflexión y considerarla obvia en el mundo que le estamos dejando.