Mientras preparábamos "nuestra agenda de vacaciones" (a que suena importante?) muchas veces me pregunté si un espectáculo en particular era adecuado para Camilo. Con un niño que todavía no tiene cuatro años, considero esencial dedicar un tiempo a seleccionar las actividades que hacemos juntos, para que la experiencia sea disfrutable desde antes de la salida en sí misma. Con Fede decidimos llevarlo a ver "El sapo Ruperto y la comadreja robot" en El Galpón. Preferimos una obra con un personaje conocido y un tema que le atrae. En general, cuanto más pequeño es el niño, más familiar deberá ser el personaje principal y las situaciones que protagoniza. Pero hay otros aspectos que deberíamos considerar en el momento de elegir una obra de teatro para niños:
1- Duración. Para que un niño en edad pre-escolar mantenga el interés, una obra teatral no debería superar los 45minutos. Si se trata de una obra musical, una hora es un tiempo adecuado.
2- Primacía de la acción sobre el discurso. En una obra de teatro para niños "lo que sucede" debe ser más importante que "lo que se dice". De lo contrario el niño se dispersa y pierde la ilusión de realidad, uno de los mayores atractivos del teatro.
3- Estructura interna. Lo ideal es que la obra esté organizada en secuencias breves con significado en sí mismas. De esta forma, la serie de escenas conforma un argumento que el niño puede seguir con fluidez sin perderse en las transiciones.
4- Tensión y distensión. El espectáculo teatral debería suscitar en el niño diversas emociones, con momentos de tensión (misterio, peligro, temor) y momentos en los que prevalece la distensión (humor, baile, canciones).
5- Musica. De todos los códigos dramáticos (escenografía, iluminación, vestuario, maquillaje, etc) la música es el de mayor relevancia en un espectáculo para niños. En este sentido, un equipo de sonido de calidad y canciones originales son elementos esenciales de una obra teatral para niños en edad pre-escolar.
No siempre tenemos la oprtunidad de conocer estos detalles antes del espectáculo, pero vale la pena buscar información, preguntar a otros padres o en el propio teatro. Una experiencia frustrante es una experiencia que el niño no querrá repetir (con toda razón, no?) y yo, personalmente, quiero que Camilo ame el teatro, como lo amamos nosotros.