No hice más que mezclar, batir y verter en los moldes. Dejé secar por una hora y, de puro ansiosa, quise fotografiar los portavelas sin terminar para ver el efecto de las luces en las imágenes. Así que busqué un rinconcito oscuro (lo opuesto a lo que buscaría habitualmente) y algunos accesorios. La flor es una marimonia de mi jardín y el gordito en el portaretratos es Camilo, cuando tenía un año y todavía hacía "viejitas".
En mi imaginación, sobre el cilindro realizado con el envase de Pringles iría un contenedor de vidrio, o quizás un vaso que se ajuste al diámetro superior. Quisiera hacer unos cuantos de distintas alturas para colocarlos en una mesa de bienvenida con fotos y flores naturales. Nada complicado. En este caso, el yeso de los portavelas no tiene otro tratamiento que una ligera lijada en los bordes y algunas líneas talladas con un punzón. Suelo preferir los materiales con sus acabados originales, pero es probable que mi cuñada quiera pintarlos y añadir algún detalle femenino y temático, como el angelito que eligió para las estampas que diseñamos hace unos días. Obviamente la voy a complacer. Nunca se debería contradecir a una mamá reciente: suele ser una mujer cansada y agobiada por las hormonas. Si además, está casada con mi hermano menor, es una muy mala combinación (te quiero Nico). A propósito de este devaneo, en Uruguay, hoy es feriado. Feliz descanso para todos! Especialmente para vos Gimena.