Retratos



Retrato de Camilo

Todas aquellas que somos aficionadas a la fotografía disfrutamos hacer retratos. Si además de tener el alma asociada a una cámara como les contaba en mi reflexión sobre la fotografía, tenemos hijos, la búsqueda de ese instante efímero que queda preservado del tiempo en la imagen es parte de una rutina de la mirada. Quizás estoy escribiendo un disparate filosófico pero lo cierto es que a mí, sacar fotografías me enseñó a mirar. Pienso en "modo foto" y la realidad se configura detrás del lente. No deja de sorprenderme cuando me escucho diciéndole a mi niño de tres años: "no te muevas, voy a buscar la cámara". La mayoría de las veces no llego, qué otra cosa podía pretender? Pero cuando llego, cuando logro retratar el gesto irrepetible, soy feliz. Porque una foto es más que aperturas del objetivo y direcciones de la luz, una foto es toda tu historia en una mirada. En este tiempo de "retratista autodidacta" de la infancia, aprendí intuitivamente lo que en realidad son reglas básicas de la fotografía. Como mi prima Daniela es fotógrafa y generosa en el consejo, comparto con otras aficionadas como yo, algunos secretos que mejoran la calidad de los retratos que tomamos.

Retrato de Paulina

Personalmente adoro los retratos en blanco y negro. Creo que son ideales para fotografiar niños porque se evita la dispersión propia del color y la mirada se enfoca en los rasgos. Especialmente si podemos evitar los "fondos  barrocos" que distraen por la cantidad de objetos, patrones o dibujos. Si no me creen, miren los ojazos asombrados de Paulina.

Retrato de Camilo asombrado

Otro de los aspectos fundamentales de un retrato interesante está relacionado con el manejo de las proporciones: dos tercios de la imagen tienen que quedar en el lado hacia el cual se dirige la mirada de la persona retratada. De esta forma se evita la sensación de ahogo, de estrechez. No sé si es una regla inmutable, pero me gustan las imágenes en las que la persona no es el centro geométrico de la fotografía.

Las manos de Camilo

Para fotografiar niños lo ideal es ver el mundo desde su estatura. Madres fotógrafas, a tirarse al piso. Los mejores retratos infantiles tienen la dimensión de la infancia: su altura y posturas insólitas. Por otra parte, no se preocupen si no siempre pueden capturar la mirada, los perfiles y las espaldas pueden componer lindísimas fotografías. Por último, me gusta retratar rostros pero tengo un fetiche digno de análisis con las manos y los pies de los bebés. Creo que hacen fotografías entrañables. Vieron esas manitos regordetas, su dueño es capaz de cambiar el peor de los días cuando me hace un mimo con ellas....


Las fotos que emocionan, las que te llenan el corazón, no son perfectas. Como éstas, no son imágenes de exposición, pero me recuerdan a los seres que amo.