Un lugar llamado "Las Margariteñas"

Un lugar llamado "Las Margariteñas"

Hace exactamente quince años, después de menos de un mes de relación, Fede me preguntó si quería  conocer a su madre. Acepté y lo confieso: me enamoré desmesuradamente...No de él (que tampoco soy tan fácil!) sino de "Las Margariteñas", la casa de mi suegra. Esta cabaña es fruto del trabajo paciente y constante de Corina, empeñada en hacer realidad un sueño. Después de años viviendo en Buenos Aires con su familia, cuando regresó a Uruguay (separada, con tres hijos adolescentes y muy poco dinero para invertir) sabía lo que quería: una posada rústica frente al mar. Y nadie puede decir que mi suegra no es una mujer determinada.

Un lugar llamado "Las Margariteñas"

A cuatro cuadras del mar, rodeada de verde, cruzada por el aire de los pinos y enteramente realizada con materiales recuperados, nació su posada de siete habitaciones.

Un lugar llamado "Las Margariteñas"

Las fotografías tienen algún tiempo archivadas entre mis imágenes y, en honor a la verdad, no son justas con la belleza del entorno: el jardín mejora con los años, las margaritas se multiplican, el aloe luce dimensiones siderales y el sauce "de Camilo" es ya un señor árbol.

Un lugar llamado "Las Margariteñas"

En "Las Margariteñas" supe que algún día íbamos a tener nuestra casa mirando al cerro Pan de Azúcar. Y si por casualidad alguien me preguntara cuál es mi lugar en el mundo, sin dudas, es éste. Cuál es el tuyo?