Clima de fiesta.

De fiesta

Sigo con ánimo festivo...Desde que tengo uso de razón me gustan las fiestas. Organizarlas no protagonizarlas. Disfruto de la elección de los detalles, de la búsqueda, de hacer a mano elementos decorativos, de pensar en recibir a los invitados y sorprenderlos. Tengo recuerdos imborrables de mi cumpleaños en la infancia. Será por eso que me pongo intensa con el cumpleaños de Camilo. Quiero que conserve memorias felices del momentos en el cual celebramos su nacimiento, en el que le recordamos -como si fuera poco el atosigamiento paterno cotidiano- que lo amamos y para nosotros su presencia en nuestra vida es una fiesta. Sin embargo, no creo que una fiesta sea un despliegue de medios y presupuesto. Puede serlo pero no es necesario que lo sea. Una fiesta puede ser una torta casera y tres globos. O ni siquiera eso. Una fiesta es las ganas de celebrar.  Y se puede celebrar con lo que tenemos a mano. Con lo de todos los días pero visto desde un ángulo diferente. La próxima vez que piensen que les gustaría festejar el cumple de su hijo pero no tienen la disponibilidad para gastar de más, miren a su alrededor: los objetos cotidianos, el desayuno de todos los días, alguna flor cortada por ahí, pueden hacer de la mañana de un cumpleaños un momento inolvidable. Los detalles hacen la diferencia. La dedicación a hacer feliz a quien celebramos es lo que importa. Todo está en proponérselo.