Nosotras estábamos en plan "recuperemos las salidas de chicas" como hacíamos en la vida A.C (no, no es "antes de Cristo" es "antes de Camilo")". Y la voluntad de encontrarnos se confundió con el deseo de conocer el universo creativo de "La Pasionaria", un espacio de arte y diseño acariciado por el aire del puerto. En una típica casa del siglo XIX, reciclada respetando las formas y los materiales de la construcción original, los colores, las texturas y los sabores, fueron el escenario de nuestra celebración de casi treinta años de amistad...Casi nada.
El sábado al mediodía el sol tibio era ideal para caminar tranquilas por la Ciudad Vieja, a travesar la feria de artesanos en la peatonal Sarandí, llegar hasta la calle Reconquista y dejarnos llevar por el encanto de los objetos y los aromas...La celebración de un cumpleaños casi nos deja sin mesa en "Doméstico", el café del local.
Lo que ven es mi montadito de atún con papines y la ensalada de queso azul y dátiles que pidió mi amiga Ro. Tentador a la vista y placentero al paladar. Por no hablar del postre de chocolate o la carrot cake...Todo tenía un sabor casero inconfundible y nos atendieron como se atiende a los amigos que llegan a casa, sin duda desde la vajilla pintada a mano hasta el servicio, todo es muy "doméstico". Después del almuerzo, recorrimos la tienda de objetos
Y subimos a ver la sala de exposiciones y la boutique. El patio central, tan típico de los PH de principio de siglo, conserva las luminarias originales, la escalera de hierro forjado (reflejada en el ventanal) y los aleros de vidrio repartido. En verano, cuando los geranios están en flor, seguramente es un lugar ideal para sentarse un rato a disfrutar de una tarde sin los apuros del reloj.
La Pasionaria es un espacio para dejarse llevar... por el menú del día, el diseño, los objetos de diseño, la ropa, el arte y todo, como si estuvieras en la casa de unos viejos amigos.