Mi familia sostiene una peregrina e irracional idea: en las casas en las cuales se cultivan hortensias, la hija mayor queda "solterona". Todo un estigma social. Lamento informarle a mi querida parentela que, aunque nunca me dejaron tener una hortensia en el jardín, no me casé. Así que ajena a las supersticiones -casi herética, yo, la desmesurada- adoro las hortensias.
Armé un gran ramo para decorar la salita casi terminada y mientras lo acomodaba pensando en cómo se veía antes este espacio y la diferencia que hace un poco de pintura, se desprendieron un puñado de flores violáceas. No podía pensar en tirarlas, así que fui al taller pensando qué tenía a mano para transformarlas en algo más. Tenía alambre y una guía de perlitas. El resto fue cuestión de tres minutos: armar un aro de alambre, forrarlo con perlitas y decorarlo con el ramito de hortensias y algo helecho. No me pueden acusar de complicada (al menos no por esto...)
Un detalle puede hacer la diferencia. Si hago varios más pequeñitos y utilizo flores de tela...tengo una buena opción para renovar el árbol de navidad.
Y con este detalle, descaradamente simple de hacer, participo en el finde frugal de Marce, esperando ver cada una de las creaciones que me inspiran viernes a viernes.
Buen fin de semana! Seguramente, en el momento en que la fiesta de enlaces comience, estoy camino a mi ranchito. Espero poder conectarme a escondidas de los hombres de mi familia. Shhh! No le cuenten a nadie...