Llegó noviembre y el domingo, cuando el calor se hacía sentir, los hombres de esta familia partieron rumbo a la playa.
Por más lindas que sean las costas de Piriápolis, la playa no es mi lugar. Nunca lo fue. Demasiado sol, demasiada arena, demasiada....arena que se pegotea con el bloqueador solar. Soy la única madre que no disfruta de la playa?
Si no me ven paseando mi humanidad por las costas uruguayas, no se extrañen. No es que nos separamos y mis hombres se tomaron vacaciones solos. Es que estoy en la casa, a diez cuadras, con el turbito (el aire acondicionado todavía no llegó al ranchito) leyendo un libro. Si me necesitan, ahí me buscan y me encuentran.