Emprender es un estilo de vida

Emprender es un estilo de vida


Emprender es más que idear un negocio basado en tu talento o conocimiento: emprender es un estilo de vida. Hacer crecer un negocio en torno a una pasión personal es una satisfacción indiscutible. De esas que dibujan una sonrisa ancha el lunes a las siete de la mañana cuando suena el despertador.  


Sin embargo, emprender tiene connotaciones más allá de la imagen añorada de libertad, de salir a caminar al sol un miércoles a las tres de la tarde.  Es más que la fotografía de tu talento expresado en productos que clientes fervorosos quieren comprar en las redes sociales.  


Emprender es un estilo de vida: una decisión que compromete toda tu fibra. ¿Qué quiere decir esto? Es probable que te cueste un triunfo descolgarte el traje de emprendedora el viernes a la tarde, ignorando todos los pendientes hasta el lunes.


Con esto no quiero decir que sea imposible organizar tus horarios para disfrutar del fin de semana sino que se necesita forjar una mentalidad particular para llegar a esa gratificación. Ser emprendedora no es un traje sino un tatuaje.


Emprender es un estilo de vida.


Es más, emprender es una forma del entusiasmo. Porque entusiasmo significa "que lleva un dios dentro" y ésa es precisamente la sensación de quien tiene una idea emprendedora: un arrebato de energía que recorre el cuerpo e impulsa a permanecer días sin dormir si es necesario.


Emprender afecta tu forma de estar en el mundo y en ese sentido es un estilo de vida. Cuerpo, mente y espíritu están implicados y comprometidos en cada una de tus acciones.


El emprendedor siente su proyecto como una parte de sí mismo y por este motivo es tan intensa la decisión de iniciarlo como la idea de dejarlo ir porque no funcionó o porque ya no representa lo quiere para su vida. 


Si me encontrara en el trance de volver a emprender desde cero, me gustaría que alguien me contara las siguientes tres verdades sobre emprender.


Emprender es un estilo de vida: tres verdades.


Veamos, esta lista es absolutamente arbitraria. Más allá de eso, son ideas muy básicas que solemos ignorar precisamente porque las subestimamos. Dicho esto, empecemos.


1- El laberinto de la soledad. 


Por más que seas único responsable moral y legal de tu emprendimiento, nunca se emprende en soledad cuando existen vínculos a tu alrededor. Con esto no quiero decir que te sientas "comprendida", ése ya es otro tema. Sino que una decisión de esta índole tiene repercusiones en todos los que te rodean.


Teniendo la libertad de hablar con tus personas queridas sobre el tema, estás ganando un sistema de contención que vas a necesitar en más de una ocasión. 


En el caso de que el apoyo familiar brille por su ausencia, te sugiero buscar círculos de pertenencia con el mismo afán con el que buscarías clientes. Un espacio en el que te sientas entre pares y puedas dialogar con personas que entienden tus dudas, excesos y esas malas decisiones que tomaste en un rapto emocional. 


2-  Ignorar las "críticas constructivas" de los más cercanos.


Quizás te parezca un tanto paradójico señalar que crees un círculo de apoyo entre tus seres queridos y acto seguido, pedirte que ignores sus críticas constructivas.


Me explico. Las personas que te quieren no suelen ser los mejores consejeros de negocio. Te desean lo mejor y quieren protegerte de un fracaso que perciben desde sus propios miedos y experiencias. O son excesivamente optimistas y te impulsan aún cuando tu idea de emprendimiento rompe los ojos de lo inviable que es.   


En todo caso, la conclusión es la misma: no son objetivos. Para una mirada crítica, lo deseable sería que contrates un profesional en el momento que sea oportuno. 


3- Hacer acopio de paciencia y gala de flexibilidad.


Si tu emprendimiento comienza con grandes resultados, disfrutalos sin culpa. Sin embargo, no suele ser el caso. No quisiera decepcionarte pero, lo más frecuentes es que los primeros resultados significativos tarden en llegar. 


Los resultados no obedecen a nuestra noción del tiempo y mucho menos a nuestra urgencia. Llegan cuando aprendimos todas las lecciones que hay que aprender.  


Además, te sugiero admitir los cambios con flexibilidad. No sería de extrañar que tuvieras que modificar tu idea original más de una vez. De hecho, ser capaz de adaptarte a las necesidades del mercado puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso total.


¿Emprender es un estilo de vida para vos?


Responder si emprender es un estilo de vida que te hace feliz es una de las experiencias propias de crear tu propio negocio. El escándalo éste no es para cualquiera y se necesitan dosis ingentes de tolerancia a la frustración y la incertidumbre que si no se traen de fábrica es necesario aprender.