Tres principios de la influencia.

Tres principios de la influencia


El principio de la influencia es simple: sin atención no hay influencia posible. El primer paso en cualquier estrategia que pretenda desplegar el poder de la influencia es lograr la atención de las personas que te interesa convocar.


En este sentido, el secreto para influir en otros reside en enfocarte genuinamente en sus intereses. Lo cual se dice pronto, ha sido formulado en todos los idiomas y es inapelable. Entonces, ¿por qué es tan difícil? ¿Por qué algunas personas parecen haber nacido con estrella mientras otras luchan por no estrellarse?


El secreto tras estas preguntas es el adverbio: genuinamente.  Quizás esta palabra pasa desapercibida en la definición sin embargo, hace la diferencia en el resultado final. Solemos estar tan concentrados en nuestros propios intereses y tan ocupados cumpliendo nuestros objetivos que ignoramos el poder de mirar hacia el costado y observar a quienes caminan a nuestro lado.


Es tan simple que no sería extraño que te despierte sospechas. Sin embargo, funcionó en el pasado, funciona en el presente y todo indica que seguirá funcionando en los años por venir.



Tres principios de la influencia.


Esto se trata de ellos. De esas personas en las cuales tu propuesta puede generar una transformación vital. Es un vínculo humano y como tal, necesita de tiempo y espacio para nutrirse, crecer sano y fuerte.


Si estabas con prisa, te sugiero volver en otro momento. Cuando tengas la disposición de conocer a tu interlocutor.  El único método de persuasión infalible es el que nace de sus palabras. El resto es retórica sin objetivo.


Durante veinte años dirigí grupos de personas que, en su mayoría, no querían estar en el lugar en el que estaban, no tenían el más mínimo interés en lo que tenía para contarles y por supuesto, compitiendo con estímulos más interesantes que mi capacidad de contar. ¿Te parece desafiante?


Pues debo confesar que en veinte años, las ocasiones en las que no logré seducirlos con palabras nunca tuvo que ver con el desinterés o los estímulos atractivos del mundo exterior. Las ocasiones en las cuales no logré conectar fueron mi responsabilidad. Porque, por distintos motivos, no estaba en disposición de escuchar y responder en función de la información que obtenía escuchando.


Pocas veces necesité recursos sofisticados para lograr atención y siempre son marginales: estrategias que garantizan la atención inicial y auspician el silencio. Más allá de esto, las herramientas infalibles suelen ser la intuición y la empatía.


Influencia más allá de la intuición y la empatía.


No te inquietes. Más allá de los misteriosos intangibles como la intuición y la empatía, existen tres principios que funcionan generando el clima para la influencia. No tengo duda: es posible influir sobre el grupo al cual decidas llegar con tu mensaje. Con la cantidad de herramientas de comunicación a nuestro alcance, toda persona puede ampliar su radio de influencia tanto como desee.


El desafío es cómo incidir voluntariamente sobre este radio de influencia social para llegar más lejos, de mejor forma y beneficiando a la mayor cantidad de personas en el camino.


¿Tu interés es genuino y tu mensaje tiene un propósito? Entonces te cuento cuáles son los tres principios de la influencia.


1- Compromiso.


El compromiso con un mensaje genera confianza y esa confianza, trabajada estratégicamente, se traduce a largo plazo en influencia. Cuando determinamos cuál es nuestro propósito y lo expresamos respetando nuestra identidad verbal, estamos en el camino de la influencia en determinado contexto.


2- Coherencia.


Tan importante como el compromiso con un mensaje es sostener a lo largo del tiempo y de acuerdo a tus convicciones este mensaje. Por supuesto, no se trata de insistir neciamente en ideas que probaron su ineficacia sino de mantenerte en tus principios aún cuando no te benefician a simple vista.


3- Autoridad.


La mejor inversión en tu marca personal es consolidar tu autoridad.  Si te estás preguntando cómo se construye autoridad, te ofrezco tres patrones que funcionan:


a- Simplificar: cuando te asiste la capacidad de simplificar asuntos complejos para explicarlos amablemente y compartir conocimiento, estás sedimentando tu autoridad.


b- Crear conceptos: inaugurar un método. Formular un concepto o una forma de mirar la realidad en tu tema particular es una de las formas de posicionarte como autoridad en función de tu conocimiento.


c- Diseñar la percepción: a partir del momento en el cual decidas construir tu autoridad, las personas e ideas con las cuales te asocies pasan a ser asunto de importancia. El beneficio de estar en el lugar justo con la persona justa no puede medirse materialmente.


Luego de que obtuviste la atención de tu audiencia, comienza el periplo real. Vas a armarte de paciencia porque las metas no son inmediatas pero las recompensas son significativas. En este sentido, vale la pena que decidas correr lento cuidando tus recursos. No es una carrera de velocidad sino de resistencia.